domingo, 23 de diciembre de 2012

Frankenstein (fragmentos)


Con el fin de animar a los visitantes de este blog a leer esta magnífica novela de Mary W. Shelley, les presento algunos fragmentos de ella, previos al punto de inflexión que da origen a toda la trama, que es cuando Frankenstein le da nacimiento a la criatura.

Fragmentos:

 "Mientras que mi compañera contemplaba tranquilamente los aspectos maravillosos de las cosas, yo preferí, en cambio, el placer de investigar y descubrir sus causas. El mundo era para mí un gran secreto que aspiraba a conocer."

"Bajo la tutela de mis nuevos maestros que había elegido, me puse a buscar, lleno de entusiasmo, la piedra filosofal y el elixir de la vida; pero pronto todo mi interés se centró en este último. La riqueza no era, a mi entender, más que una meta secundaria; pero ¡qué gloria acompañaría a mi descubrimiento si conseguía desterrar la enfermedad del organismo humano y hacer del hombre un ser invulnerable a todo menos a la muerte violenta!"

"Siempre sentí un profundo desprecio por la aplicación de las ciencias modernas. '¡Qué distinto sería si los científicos se dedicaran a la búsqueda de la inmortalidad y del poder!', pensaba; porque, aun cuando los maestros antiguos hubieran llegado a resultados nulos, no podía negarse que poseían grandeza de espíritu. Pero ahora todo ha cambiado, y las investigaciones de los sabios modernos parecían orientarse por entero hacia la aniquilación de las teorías en las que yo había fundado, precisamente, mi interés por la ciencia."

"- Los antiguos maestros de esta ciencia -dijo el Sr. Waldman- prometieron lo imposible y sus experiencias prácticas fueron nulas. Por ello quizá los científicos modernos prometen muy poco. Saben que los metales no pueden transformarse y que el elixir de la vida es una simple quimera. Sin embargo, estos sabios cuyas manos parecen hechas para ser desgastadas por el trabajo y cuyos ojos parecen creados para hurgar incansablemente en el crisol o el microscopio han realizado verdaderos milagros. Han entrado en el sagrado lecho de la naturaleza y nos han mostrado cómo funcionan sus rincones más ocultos. Han ascendido hasta el firmamento, descubierto la circulación de la sangre y la composición del aire que respiramos, y alcanzado un poder nuevo y casi ilimitado. Son capaces de dominar el rayo, imitar los terremotos y burlar el mundo invisible con sus propias sombras.
   "Estas fueron las sabias palabras del profesor, o por mejor decir, este fue el mensaje del destino que iba a conducirme a mi propia destrucción. Oyéndole, me parecía que mi alma estaba luchando contra un enemigo palpable. Fue tocando uno a uno todos los resortes que formaban el mecanismo de mi cuerpo, y los sacudió hasta hacerlos vibrar como cuerdas de un instrumento. Mi espíritu no tardó mucho en sentirse poseído de un único pensamiento, un propósito, una meta. 'Si se ha llegado a tanto -pensó el alma de Frankenstein-, yo conseguiré más, mucho más. Aprovechando los caminos ya trazados, exploraré otros nuevos, estudiaré fuerzas desconocidas y asombraré al mundo revelando los más profundos misterios de la creación'."

"Analicé con todo detalle las causas por las que se produce el paso de la vida a la nada y de la muerte a la vida, hasta que de aquella oscuridad salió una luz que iluminó mi espíritu, desconcertándome, como es lógico, al saberme el único descubridor de un secreto perseguido con avidez por tantos hombres de genio.
   "Debo recordar que no estoy relatando las visiones de un loco; lo que digo es tan cierto como el mismo sol que brilla en los cielos. Aunque aquello podía ser el resultado de un misterio, y yo podía haberlo descubierto por un milagro; lo cierto era que las etapas que tuve que recorrer para llegar a ello podían ser demostradas una tras otra. Después de días y noches de trabajo sin reposo, conseguí descubrir las causas que generan la vida, y, todavía más, me sentí capaz de dar vida a una materia inanimada."

"Una triste noche del mes de noviembre pude, por fin, ver realizados mis sueños. Con ansiedad casi agónica dispuse a mi alrededor los instrumentos necesarios para infundir vida en el ser inerte que reposaba a mis pies. El reloj había dado ya la una de la madrugada, y la lluvia tamborileaba quedamente en los cristales de mi ventana. De pronto, y aunque la luz que me alumbraba era ya muy débil, pude ver cómo se abrían los ojos de aquella criatura. Respiró profundamente y sus miembros se agitaron con un estremecimiento convulsivo."

"Durante casi dos años, yo, por este inmundo ser, me había privado del descanso en mi empeño por infundirle la vida; lo había deseado con todo el ardor de que era capaz, y ahora que lo había conseguido, la triste realidad llenaba mis sueños de horror y repugnancia. Incapaz de soportar por más tiempo la vista de aquella obra, huí del taller a mi dormitorio, donde intenté en vano conciliar el sueño."

"¡Oh! No hay ser mortal sobre la tierra capaz de soportar el espanto que producía aquel rostro. Pude contemplarlo con todo detalle cuando todavía no estaba terminado, y ni una momia viviente podía parecérsele. Sin embargo, cuando los músculos y las articulaciones dieron vida a su rostro, éste se convirtió en algo tan horrible que ni el mismo Dante hubiera sido capaz de imaginar."

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