sábado, 2 de mayo de 2015

El movimiento del Software Libre









¿Qué es el software libre?



En nuestros días el uso de herramientas informáticas se ha extendido a casi todas las facetas de nuestra vida cotidiana. Esta circunstancia condiciona a las sociedades en cuanto a cuáles deben ser sus políticas pedagógicas, para formar no sólo usuarios de la tecnología, sino a la vez y sobre todo desarrolladores de ésta, que contribuyan a una independecia tecnológica. En el contexto de la informática, se nos presenta una disyuntiva en torno a este tipo de decisiones: los denominados software privativo y sofware libre.


Recordemos que “software” es el conjunto de programas que controlan y hacen funcionar los elementos físicos de una computadora u ordenador. Serían las instruciones que nos posibilitan, por dar sólo algunos ejemplos, reproducir una canción, navegar por internet, grabar un video o escribir una carta. Es privativo el software que no permite al usuario acceder a los programas que lo constituyen, es decir, a su “código fuente”. Este tipo de software es creado por grandes corporaciones (Microsoft, Apple) que lucran con él y prohiben al usuario distribuir copias (piratería).


A principios de los años ochenta del siglo pasado Richard Stallman funda el proyecto GNU que correspondió con un movimiento de programadores que buscaban desarrollar en forma comunitaria un sistema operativo. Aunque no consiguieron esto último, sí desarrollaron un conjunto de aplicaciones que combinadas con el “núcleo” creado por Linus Torvals y colaboradores en 1992 darían origen al sistema operativo GNU/Linux. En la actualidad ya existen cientos de versiones (distribuciones o distros) de este sistema operativo. Entre ellas destacan: Ubuntu, Debian, Fedora, Linux Mint, OpenSuse, por mencionar sólo algunas.[1]


Según Stallman, el software libre debe poseer cuatro libertades fundamentales. La primera consiste en la libertad de los usuarios de ejecutar el programa con el fin que ellos quieran, cualquiera que este sea mientras sea legal. La segunda libertad es la de poder estudiar el código fuente del software y modificarlo de acuerdo con nuestras necesidades concretas. Esta libertad le compete principalmente a los usuarios programadores. La tercera libertad permite la creación de copias del programa y su distribución. Y por último, una libertad semejante a la segunda, porque tiene que ver con mejorar las características del programa en general y hacer públicas dichas mejoras. Estas libertades de los usuarios, dice Stallman, deben posibilitar que el usuario tenga un control sobre su informática y no al revés.






Software libre y soberanía tecnológica


Las libertades implícitas en el software libre tienen su expresión socio-política en lo que podemos llamar “soberanía tecnológica”. Esta es un valor que se funda en la necesidad tanto de las personas, como de las empresas y de los estados, de tener un control adecuado de su información. Escándalos como los de espionaje perpetrados por Estados Unidos, a través de la NSA (Agencia Nacional de Seguridad), hacia sus propios ciudadanos o gobiernos extranjeros, ponen en evidencia el peligro que conlleva el uso de software privativo.



Muchas veces la puerta de entrada para el uso de software libre es el ahorro económico, pero en el camino se hace visible que éste no solo aporta ahorro, sino también otros elementos como la soberanía tecnológica, el combate al pensamiento único, se ayuda a pensar más allá de lo que el status quo determina en el tema tecnológico, entre otros elementos, esa es la clave para entender la soberanía tecnológica.[2]



Actualmente, países europeos como España, Francia y Alemania lideran el uso del software libre en diversos ámbitos, como son el académico (universidades y escuelas), instituciones del estado e incluso en el sector empresarial. En América Latina, se ha tomado conciencia de la necesidad de la soberanía tecnológica a través del software libre a raíz del sabotaje a los sistemas de control de la paraestatal PDVSA (Petróleos de Venezuela S.A.) en el 2002, el cual funcionaba entonces con el sistema operativo Windows.


A la fecha existen ya varios sistemas operativos GNU/Linux de origen latinoamericano. Canaima, es un sistema basado en Debian desarollado por el gobierno venezolano; es utilizado en los ordenadores que se entregan gratuitamente a los escolares. Huayra, también basado en Debian, e igualmente con fines educativos, pero este por parte del gobierno de Argentina. Nova, es una distribución creada en la Universidad de las Ciencias Informáticas de Cuba (UCI), y es empleada tanto en empresas estatales como en el ámbito educativo. Big Linux, una distribución brasileña basada en Ubuntu. Como este último, tiene la caracaterística de un fácil manejo.






América Latina y el software libre



Después de que Venezuela legislara en 2004 a favor de la utilización de software libre en las instituciones del estado, otros países suramericanos la han seguido. Ecuador, Uruguay, Cuba y Bolivia apoyan ya legislativamente el uso de este tipo de software. Otros países están en proceso de hacerlo.


Durante el 2014, Costa Rica y Nicaragua fueron los países latinoamericanos con mayor uso del software libre. México y República Dominicana, en cambio, estuvieron entre los que menos uso hacen de él. En el ámbito universitario, las universidades que más favorecieron al software libre en 2014 fueron: 1) Universidad de Costa Rica, 2) Universidad Nacional de La Plata (Argentina) y 3) Universidad Fracisco Marroquín (Guatemala). En posiciones no muy honorables encontramos a algunas universidades mexicanas: 18) Universidad Autónoma Metropolitana, 21) Universidad Nacional Autónoma de México.


Desde el 2005 se viene realizando el Festival Latinoamericano de Instalación de Software Libre (FLISoL). En abril de cada año, en distintas sedes de latinoamérica se ofrecen gratuitamente cursos o conferencias y se instalan aplicaciones o sistemas operativos. Este año se realizó el 25 de abril. En México se participó con 32 sedes en más de 15 entidades federativas y el D.F. [3] 





Sitios web:






Notas:



[1] Me refiero aquí principalmente a los sistemas Linux, por su mayor popularidad, aunque existen otros proyectos de sistemas operativos de código abierto como FreeBSD, OpenSolaris, y muchos más.


[2] Molina M., Carlos. El software libre y sus perspectivas hacia el futuro. p. 8.

[3] En la elaboración de este post utilicé el siguiente software libre: Sistema operativo Debian 8, Libreoffice Writer, editor de imágenes Gimp y el navegador web firefox 37.


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